lunes, 28 de marzo de 2011

UNA DE MORAL (82)

"Miré los muros de la Patria mía, si un tiempo fuertes, ya desmoronados de la carrera de la edad cansados por quien caduca ya su valentía. Salime al campo: vi que el sol bebía los arroyos del hielo desatados, y del monte quejosos los ganados que con su sombra hurtó su luz al día. Entré en mi casa: vi que amancillada de anciana habitación era despojos, mi báculo mas corvo y menos fuerte. Vencida de la edad, sentí mi espada, y no hallé cosa en que poner los ojos, que no fuese recuerdo de la muerte." Francisco de Quevedo.

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