"...lo primero y ante todo, debes dejar a un lado tu propia voluntad. Cuando quieras relajarte no podrás ceder a esa inclinación, por el contrario deberás tomarte a pecho tu trabajo...Si aceptasta este encargo para llevar una vida tranquila te has equivocado y ofendes a Dios y al rey que te nombraron. También perjudicas tu propio honor y Dios no te asistirá y te castigará si te desvías del camino recto..."
El duque de Alba a su hijo al ser nombrado gobernador.
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