"...Los pueblos de España no se desanimaban por la duración de la guerra; en algunas provincias los paisanos estaban siempre armados; los labradores tenían en una mano la esteva y en la otra un arma siempre pronta, que enterraban cuando se aproximaban los franceses si no se creían bastante fuertes para reunirse y batirlo.
Su animosidad aumentaba con las vejaciones que los franceses les hacían.
Las desgracias por las cuales otras naciones se sometían, mirándolas como consecuencias inevitables de la guerra, eran para los españoles nuevos motivos de irritación y odio.
Empleaban para satisfacer sus resentimientos la mayor energía o el disimulo mas astuto cuando se sabían mas débiles.
Seguían a lo lejos las columnas francesas para degollar a los soldados fatigados o heridos que se retrasaban en las marchas..."
Michel Rocca, oficial del 2º regimiento de húsares. 1.809.
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